El lunes 5 de abril de 2023 hablaba con una clienta de La Consultoría y le explicaba el por qué empecé a escribir un correo diario y por qué decidí dejar de compartir contenido bien diseñadito en las redes sociales como instagram y facebook donde yo era bastante activa.

 

Por una parte, a mi me apasiona escribir y no me supone ningún esfuerzo, y por otra, ya no estaba disfrutando diseñar contenido para las redes sociales porque me parecía más de lo mismo. Y me pregunté: Si yo siento que disfruto más escribiendo correos ¿Por qué forzar?

Seguidamente me pregunté ¿No te parece que forzar es distraerse?

 

Estoy en un momento en el que no me apetece nada diseñar post para instagram ni hacer la típica historia que empieza “Hola familia virtual, como están”…, de verdad que no, antes lo hacía de corazón y los disfrutaba, pero los últimos meses ya no. ¡Será la madurez emprendedora o la edad!

De hecho, si te has dado cuenta, en el lanzamiento de La Consultoría ni grabé live, ni compartí tantas historias, ni nada; es que no me apetecía nada.  Y encima, el servicio de la consultoría fue de maravilla y de ese servicio han salido más productos y más servicios solo habiéndolo promocionado en mi lista de contactos.

En este tiempo me he grabado a fuego el siguiente mantra: “¡Quiero darte una solución, no saturarte con más información!” y con esto dejar de ser una más que está en las redes sociales buscando visualizaciones y likes, a escribir a diario para darte algo bueno en poco tiempo y recibir los comentarios, los me gustas y las quejas en mi propio correo y que yo pueda contestarlos de manera personal.

Y a eso voy

Hacer cosas que no te apetece hacer es distracción y más si sabes que en el fondo no son productivas para tu negocio.   Y si no te apetecen pero al menos ves que esa acción favorece a un objetivo comercial de tu negocio ya es otra cosa.

 

Este aprendizaje es para hacerte reflexionar:

¿Y qué tal si las estrategias de comunicación, relaciones públicas, marketing o ventas de tu negocio las alineas a algo en lo que sí te lo pases bien haciéndolo y no te suponga un esfuerzo emocional?

¿Qué te apetece hacer más ahora?

¿Qué te mueve ahora?

 

Detente, piénsalo, medítalo, o no lo medites y déjalo ahí para cuando tengas la respuesta. O date el permiso de no saber qué hacer y suéltalo por un tiempo, ¡Yo lo hice y me fue de perlas!

Los planes cambian (eso es inevitable) y la forma de hacer las cosas también. Cada día nos pide reinventarnos y estoy segura de que si partes de lo que te mueve… pase lo que pase, cambie lo que cambie te lo pasarás mejor y eso hará una diferencia.